miércoles, 21 de noviembre de 2012

Clasificación para el diagnóstico de los Trastornos Psicológicos.


¿Por qué es útil tener un sistema de clasificación de los trastornos psicológicos? ¿Qué ventajas presenta cambiar de una evaluación global en relación con la existencia de la anormalidad, a distinguir entre distintos tipos de anormalidades? Un diagnóstico psicológico es la etiqueta que se asigna a la anormalidad al clasificar y categorizar los patrones de conducta observados en un sistema de diagnóstico probado.  Este tipo de diagnóstico, de muchas formas, es más difícil de lograr que un diagnóstico médico. En el contexto de la medicina,  un médico puede basarse en evidencias físicas, como rayos X, pruebas de sangre y biopsias, para formar una decisión diagnóstica. En el caso de los trastornos psicológicos, la evidencia para el diagnóstico proviene de las interpretaciones de los actos de un individuo. Para crear una mayor congruencia entre los profesionales clínicos y la coherencia en sus evaluaciones diagnósticas, los psicólogos  han ayudado a crear un sistema de diagnóstico y clasificación que proporciona descripciones y síntomas precisos,  así como otros criterios para ayudar a los profesionales a decidir si la conducta de una persona evidencia un trastorno particular.

OBJETIVOS DE LA CLASIFICACIÓN.
                                         
Para ser más útil, un sistema diagnóstico debe brindar los siguientes tres beneficios:

1.- Un lenguaje común breve: Para facilitar una comprensión rápida y clara entre los profesionales clínicos o investigadores que trabajan en el campo de la psicología, los practicantes buscan un conjunto común de términos con significados comprensibles. Una categoría diagnóstica, como la depresión, presume una larga y compleja colección de información, como los síntomas característicos y curso típico del trastorno.
En ambientes clínicos, por ejemplo clínicas y hospitales, un sistema diagnóstico permite a los profesionales de la salud mental comunicarse de manera más eficiente, con las personas que ayudan. Los investigadores que estudian distintos aspectos de la psicopatología, o que evalúan programas de tratamiento, deben coincidir en el trastorno que están observando.

2.- Comprensión de la etiología: De manera ideal, el diagnóstico de un trastorno específico debe establecer de manera clara las causas de los síntomas. Por desgracia, debido a que existe un gran desacuerdo o falta de conocimientos acerca de la etiología de muchos trastornos psicológicos, es meta difícil de lograr.

3.- Plan de tratamiento: Un diagnóstico también debe sugerir qué tipos de tratamientos deben considerarse para trastornos específicos. Los investigadores y los profesionales clínicos han encontrado que ciertos tratamientos o terapias funcionan mejor con trastornos psicológicos específicos. Por ejemplo fármacos que son muy efectivos para tratar la esquizofrenia, no ayudan, e incluso pueden dañar a las personas con depresión. Mayores avances en el conocimiento acerca de la eficacia y especificidad de los tratamientos, harán que un diagnóstico rápido y confiable sea aún más importante.

El DSM-IV-TR

En Estados Unidos, el esquema de clasificación más aceptado es el desarrollado por la American Psychiatric Association. Se denomina Diagnostic and Statistical Manual of Disorders. La versión más reciente, publicada en el 2000, como una revisión de la cuarta edición, es conocida por los profesionales clínicos y los investigadores como DSM-IV-TR. En este se clasifican, definen y describen más de 200 trastornos mentales.
Para reducir las dificultades diagnósticas causadas por la variabilidad de los modelos de los trastornos psicológicos, el DSM-IV-TR enfatiza la descripción de patrones y cursos de trastornos, más que teorías etiológicas o estrategias de tratamiento. Los términos puramente descriptivos permiten que los profesionales clínicos y los investigadores utilicen un lenguaje común para describir problemas, en tanto dejan espacio para el desacuerdo y la investigación continuada respecto a los modelos teóricos que explican mejor los problemas.

La primera versión del DSM, que apareció en 1952 (DSM-I) abarcaba varias docenas de enfermedades mentales. El DSM-II introducido en 1968, revisó el sistema diagnóstico para hacerlo más compatible con otro sistema popular, el International Calssification of Diseases (ICD) de la Organización Mundial de la Salud. La cuarta edición del DSM (DSM-IV, 1994) apareció después de varios años de trabajo intenso, realizado por comités expertos. Para realizar los cambios (DSM-II revisado, que se publicó en 1987), estos comités escudriñaron de manera cuidadosa grandes cantidades de investigaciones relativas a la psicopatología, y también probaron cambios propuestos para mayor funcionalidad en ambientes clínicos reales. El DSM-IV también es compatible por completo con la décima edición del ICD. El DSM-IV-TR (2000) incorporó una revisión de la literatura de investigación que se había acumulado desde la aparición del DSM-IV. Debido a que los cambios afectaron de manera importante al texto de apoyo, más que al sistema de clasificación, la revisión se consideró un “texto revisado”, lo que produjo el nombre de DSM-IV-TR.
Para animar a los profesionales clínicos a considerar los factores psicológicos, sociales y físicos que podrían estar asociados con un trastorno psicológico, el DSM-IV-TR utiliza dimensiones o ejes que comprenden información acerca de todos estos factores, la mayoría de los principales trastornos clínicos se anotan en el Eje I, como todos los trastornos que aparecen en la niñez, excepto el retraso mental. El Eje II abarca el retraso mental y los trastornos de la personalidad. Estos problemas pueden acompañar trastornos del Eje I. El Eje III incorpora información acerca de enfermedades médicas generales, como diabetes, que pueden ser importantes para comprender o tratar un trastorno de Eje I o del Eje II. Los Ejes IV y V proporcionan información complementaria que puede ser útil para planear el tratamiento o evaluar el pronóstico (predicciones de cambios futuros) de un individuo.
El Eje IV evalúa los problemas psicosociales y ambientales que pueden explicar las respuestas al estrés de los pacientes o sus recursos para manejarlo. En el Eje V, el profesional clínico evalúa a nivel global del funcionamiento del paciente. Un diagnóstico completo en el sistema del DSM-IV-TR implica la consideración de cada uno de los ejes.

La siguiente tabla muestra la descripción de los Ejes de los trastornos.

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